martes, 4 de julio de 2017

¿Nuestra relación con los bancos?




Hola a todos y sed muy bienvenidos a este primer artículo de los muchos que vamos escribir para vosotros.

Desde el estallido de los casos de clientes perjudicados por las ventas de participaciones preferentes y deuda subordinada de determinadas entidades financieras a clientes no cualificados para su adquisición, se han endurecido las críticas por parte de la ciudadanía hacia el comportamiento que tienen los bancos con sus clientes. En realidad estas críticas siempre han estado ahí, simplemente con la salida a la luz de los casos mencionados se ha incrementado el mosqueo de la gente, que cada vez se siente más vulnerable ante los nuevos productos que son comercializados por las entidades financieras. Cierto es que la actitud poco ética de determinadas entidades financieras ha provocado un enorme problema de imagen al conjunto de la banca española, y desde aquí confiamos en que en aquellos casos en los que quede plenamente demostrado que un determinado banco ha engañado intencionadamente a alguno de sus clientes sea condenado ejemplarmente, pero también es cierto que la sociedad española es una sociedad con un baja cultura financiera, lo que supone un caldo de cultivo  muy importante para que se lleven a cabo  en nuestro país estafas financieras de gran calado.


Un sector muy importante de la población de nuestro país todavía cree que las entidades financieras son unas hermanitas de la caridad que buscan lo mejor para nosotros y no lo mejor para ellos. Craso error. Los bancos son empresas y su objetivo, como los de cualquier empresa del mundo, es obtener beneficios y para ello no dudarán ni un solo minuto en pintarnos la vida de color de rosa.

Una cosa que debemos tener claro desde ya y no olvidarnos de ella jamás es que los empleados de banca, desde el empleado que está sentado en su mesa hasta el director de la sucursal, no son asesores financieros sino comerciales. El asesor financiero es aquel que verdaderamente busca el mejor producto para su cliente entre  múltiples opciones, mientras que el empleado de banca sólo tiene la posibilidad de comercializar los productos de su banco, y además tiene consignas claras  de dar preferencia a determinados productos sobre otros. ¿Cuántas veces hemos ido a una entidad financiera pidiendo un depósito y lo que nos enseñaron eran productos estructurados o fondos de inversión? A mí bastantes veces.  Comerciales hay muchos, asesores muy pocos.


El asesoramiento tal y como hemos descrito anteriormente está extinguido de los bancos. Hoy en día el sueldo variable de un empleado de banca así como sus posibilidades de ascenso dentro de la entidad de turno pasan por hacer un buen volumen de ventas (ellos lo llaman “producción”). Como digo siempre, un director de una oficina bancaria no es director por saber más que nadie sino por haber vendido más que sus compañeros de oficina. Ser director de oficina no implica que ser un sabio de las finanzas, más bien lo que implica es ser un sabio en el mundo de las ventas.

¿Y en qué lugar queda el cliente?  Pues el cliente es la parte débil de la negociación. Es obvio que en la relación banca-cliente es la entidad financiera la que disfruta de una mejor posición y de un mayor poder de negociación, y su poder de negociación se hace más fuerte cuanto más desinformado está el cliente. Por ello nuestra obligación como potenciales clientes de las entidades financieras es adoptar todo el conocimiento que nos sea posible acerca del funcionamiento de los diversos productos financieros para reducir el poder de la banca en nuestras relaciones con ella.


A  partir de ahora tenemos que tener muy claro que la banca  va a hacer cualquier cosa para convencernos de los bueno que es un determinado producto financiero. Para ello van a contarnos lo bonito del producto y se van a callar lo feo, es decir, que si un determinado producto financiero tiene, por ejemplo, una comisión desproporcionada, el comercial de la oficina no nos lo va a mencionar a menos que nosotros se lo preguntemos. Pero no te enfades con él, sólo hace su trabajo. Tú debes hacer el tuyo.

Desgraciadamente vivimos en un país en donde no se nos prepara desde las edades más tempranas para no  padecer sufrimiento en nuestra relación con el dinero. No sé a ti pero desde luego en mi colegio y en mi instituto nunca me hablaron de la diferencia entre un activo o un pasivo, entre crédito y débito, o entre depósito y préstamo. Estudié ciencias naturales, matemáticas, historia… pero fíjate que no recuerdo haber estudiado absolutamente nada de finanzas.

Por ello surge este espacio, para desde nuestra humilde aportación aumentar la cultura financiera de las personas. Nuestro objetivo es ambicioso, a medio plazo queremos ser un sitio de referencia en el mundo hispanohablante en lo que a finanzas personales se refiere. Para ello estamos comprometidos a aportar a nuestros usuarios material de calidad, tanto gratuito como de pago, que realmente sea útil y que les permita disfrutar de una mayor autonomía e independencia financiera.

Te invitamos a que te unas a nosotros!!

Hasta el próximo artículo!!

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