martes, 9 de febrero de 2016

Define tus objetivos

Saber lo que se quiere en la vida es muy importante. De hecho, si no sabes a donde quieres llegar veo muy difícil que te puedas sentir plenamente realizado durante el resto de tus días. Si te fijas un poco verás como la gran mayoría de las personas con las que te relacionas no tienen claro lo que quieren conseguir EXACTAMENTE en su vida. Puede que si les preguntas te contesten que quieren encontrar un trabajo, tener estabilidad, encontrar pareja… pero si te fijas, la mayoría de las contestaciones son vagas e imprecisas porque la gran mayoría de las personas jamás se ha parado a pensar qué es lo que REALMENTE quieren y qué van a hacer desde el momento en que lo saben para conseguirlo. La gran mayoría de las personas hacen lo que el conjunto de la sociedad supone que es lo normal, es decir, tienden a hacer lo mismo que hace el resto de personas de su entorno, y por supuesto consiguen los mismos resultados de insatisfacción que el resto de las personas.

¿Y qué decir sobre los objetivos monetarios? La gran mayoría de las personas con las que te cruzas día a día por las calles de tu ciudad no tienen unos objetivos económicos definidos, se conforman con su salario menguante sujeto a unos impuestos cada vez más altos y  con algún producto financiero con el que obtienen unos escasos intereses un par de veces al año. Como sabéis, las ideas que defendemos en esta web acerca de cómo debe ser nuestra relación con el dinero son radicalmente diferentes a las que tienen la mayoría de las personas, y por ello en muchas ocasiones generan rechazo, bien porque dichas personas no se ven capaces de realizar lo que aquí se propone o bien porque al leer nuestras reflexiones no son capaces de admitir que ha estado actuando de forma incorrecta durante todos estos años. Personalmente considero que todo el mundo tiene una cifra, una cantidad monetaria que una vez conseguida hará que pueda vivir la vida que la persona en cuestión realmente quiere vivir sin necesidad de preocuparse por el dinero, pudiendo así dejar de trabajar si lo desea. Pero para saber con exactitud cuál es nuestra cifra es preciso saber con claridad que objetivos materiales e inmateriales son los que nos harán sentir totalmente realizados.


MARCANDO NUESTROS OBJETIVOS


El gran problema que se nos puede plantear a la hora de establecer los objetivos que consideremos adecuados para nosotros es la indecisión, es decir, que cada dos por tres los estemos cambiando porque resulta que nuestras preferencias han cambiado por completo. No quiero decir que con el paso del tiempo no podamos modificar alguno de los objetivos porque ya no nos interese (a medida que avanza nuestra vida nos ocurren cosas que nos hacen cambiar nuestra percepción de ésta y nuestros deseos), pero una cosa es eso y otra querer hoy una cosa y mañana otra. Ya somos todos lo suficientemente mayorcitos como para saber cuáles son nuestros deseos principales (esos que muy difícilmente dejaran de serlo) y cuáles son nuestros deseos revisables, aquellos que son susceptibles de ser modificados con el paso del tiempo. Obviamente te recomiendo que definas bien tus deseos principales y que éstos se vean muy poco influenciados por la modificación de los deseos revisables, y que la definición de ambos tipos de deseo sean lo más realistas posibles. No hay nada de malo en establecerse como objetivo que una vez alcanzada la independencia financiera nos vayamos a comprar una casa mejor, un barco de recreo o un coche deportivo. Sin embargo si entre nuestros objetivos principales se encuentran comprarnos un ático en Manhattan, una villa en la Toscana, y un jet privado, será muy difícil que alcancemos los objetivos (aunque se pueden conseguir, claro). Regirse por los principios de sencillez y necesidad no solo hará que alcancemos nuestros objetivos antes, sino que nos hará darnos cuenta de que no es tan difícil llegar a ser financieramente libres.


Para saber qué es lo que realmente quieres conseguir en tu vida debes llevar a cabo un ejercicio de introspección, que no es otra cosa que dedicarnos tiempo a nosotros mismos, a saber quién narices somos y qué es lo que buscamos. Pregúntate qué harías si no tuvieses que depender de tu salario, qué harías si dispusieses del dinero necesario para vivir el resto de tu vida cómo realmente quieres vivir. ¿Dónde vivirías? ¿Con quién? ¿Seguirías trabajando? ¿Qué bienes materiales tendrías? No es necesario que tengas prisa en este proceso, no te pido que lo hagas en un día pero tampoco te tires tres meses pensándolo. Sin prisa pero sin pausa. Este paso es sumamente importante para alcanzar nuestra libertad financiera, puesto que nos marcará el punto de partida y sólo nos quedará diseñar el camino (cómo obtener los ingresos financieros que nos permitan llegar a la meta). Pon todo el empeño en esta etapa de definición de objetivos, si es preciso tómate unos días de retiro.

Cuando tengas una idea más o menos clara redacta tu declaración de intenciones. Establece claramente una relación de objetivos materiales e inmateriales con fecha límite de consecución. Redáctalos asumiendo que lo vas a conseguir (por ejemplo: “el 31 de Diciembre de 2022 tendré en mis cuentas 3 millones de euros”; “el 1 de Septiembre de 2015 estaré viviendo en Costa Rica”…) y léelos en voz alta dos veces al día, al levantarte y al acostarte. Dile a tu subconsciente  que lo puedes conseguir.

Te sugiero que hagas es una lista de los éxitos que hayas conseguido en el pasado. Quiero que hagas una lista en la que recojas todos tus éxitos laborales, educativos, económicos, sexuales… todos, con el objetivo de que tengas presente que ya has conseguido en el pasado muchos de los objetivos que te habías marcado en su momento, y que por lo tanto también estás en disposición de conseguir  este nuevo objetivo, la cifra que te hará financieramente libre.


Por último te recomiendo que no le cuentes a todo el mundo cuáles son tus objetivos ni que prediques a los cuatro vientos que poco a poco lo vas consiguiendo. Selecciona muy bien a las personas que te acompañen en este viaje. Si se lo cuentas a todo el mundo, la mayoría de las personas te criticarán y otras muchas desearán que no lo consigas. Rodéate de gente que tenga las mismas inquietudes que tu (que serán pocas) y que te apoyen en los momentos duros. No compensa compartir tus objetivos con quien ni siquiera se propone mejorar su situación financiera.