lunes, 3 de julio de 2017

Coste de tu libertad financiera




A estas alturas de la vida ya te habrás dado cuenta de que todo lo que  realmente vale la pena no es gratis, todo tiene  un precio. Y con precio no me estoy refiriendo exclusivamente al hecho de tener que pagar una cantidad monetaria, sino también al pago con otras “monedas” como pueden ser el tiempo, el sacrificio o la perseverancia.

La consecución de un determinado objetivo en la vida, sea en el ámbito que sea, siempre implica la elección entre dos o más alternativas, siempre es necesario renunciar a algo para conseguir lo que se desea. Es lo que en economía se denomina coste de oportunidad, y el camino hacia la independencia financiera está lleno de precios a pagar, cosa que no todo el mundo está dispuesto a hacer.

La actual crisis económica ha pellizcado al conjunto de las sociedades de nuestro entorno y nos ha despertado del sueño de los supuestos derechos adquiridos. Nos han engañado durante décadas diciéndonos que si cedíamos parte de nuestra libertad en distintos ámbitos de nuestra vida (impuestos, tiempo dedicado al trabajo…) a cambio recibiríamos la protección del Estado en momentos de crisis económica. Nos hicieron ceder libertad personal a cambio de una supuesta seguridad que, cuando llegó la peor crisis que tuvo que soportar el Estado de Bienestar, descubrimos que no era tal y que éste no es capaz de cubrir todas las necesidades que demandan los ciudadanos. Nos hemos acomodado como sociedad y ahora no somos capaces de salir por nosotros mismos de una situación económica de la que, no nos engañemos, no nos va a sacar ningún gobierno ni ningún comité burocrático. La salida a la crisis que vivimos es una salida individual, la solución a TU crisis está en TI, así que deja de quejarte y ACTUA!!  COMIENZA A CONSTRUIR TU LIBERTAD ECONÓMICA!!!


Estamos adormecidos y por ello, a la hora de la verdad, a la hora de pasar de las palabras a los hechos, la gente huye de la responsabilidad. Por eso la mayoría de la gente a la hora de conocer la idea de la libertad financiera se entusiasma con esta filosofía. Se centra en lo bonito que es el resultado pero no quiere hacer el camino, porque no hay nada que exija mayor responsabilidad individual que el de construir tu futuro desde cero sin depender de un empleador. Y eso en nuestra sociedad, asusta.


El coste de tu libertad

Como ya dije en el primer post que escribí sobre la independencia financiera, el camino que nos lleva a ella no es precisamente un camino de rosas sino un camino embarrado, con escollos en donde menos te lo esperas y en donde no encontrarás el apoyo de mucha gente, porque simplemente no entenderán qué haces y sobre todo por qué lo haces. Así que tu principal enemigo eres tú, el coste de tu independencia financiera es deshacerte de todos los pensamientos negativos que tú mismo creas para justificar tu inacción y comenzar a implementar los hábitos que te llevan al éxito.

Lo primero a lo que deberás hacer frente es a las excusas que te vas a poner a ti mismo cada vez que no veas avances significativos. El ser humano no sabe ser paciente, preferimos disfrutar de aquello que queremos lo antes posible y debido a esto en muchas ocasiones, ante la imposibilidad de disponer de algo de forma inminente, desistimos en nuestros esfuerzos y nos quedamos sin lo deseado, lo que hace que nos frustremos y convivamos durante tiempo con una incómoda sensación de fracaso. Así, cuando nos encontramos ante un reto difícil nos convencemos a nosotros mismos de que realmente no es posible conseguir lo que nos proponemos, que no estamos capacitados, que no tenemos suerte… EXCUSAS!! La única razón por la que no obtienes los resultados deseados es porque NO LO INTENTASTE LO SUFICIENTE!!!


Recuerdo lo duros que fueron los inicios para mí, bueno tengo que decirte que aún tengo días en los que me cuesta un mundo hacer lo que tengo que hacer. Cuando sabía que tenía que ponerme manos a la obra y trabajar en la construcción de mis fuentes de ingresos, por arte de magia siempre me aparecían cosas que hacer que me impedían ponerme a ello. Algún recado “inaplazable”, “necesidad” de bajar a la cafetería a leer la prensa mientras me tomaba un café, o cualquier otra cosa que te puedas imaginar, lo que fuese, que hacía que no avanzase en mis objetivos. Cuando llegaba la noche, me sentía frustrado y me decía que al día siguiente trabajaría 12 horas en los proyectos. Cuando me levantaba, volvían a surgir compromisos que no podía evitar.

Obviamente me daba cuenta de que por ese camino lo único que iba a conseguir era que los días pasasen y que mi cuenta corriente cada vez tuviese menos capital por la falta de ingresos, por lo que tome la determinación de enfocarme en mi verdadera tarea: crear activos. A partir de ese momento comencé a analizar los pros y los contras de cada una de las acciones que realizaba a lo largo del día. Cuando sentía la imperiosa necesidad de bajar a tomar un café analizaba los costes en los que incurría. ¿Cuántas páginas de tu ebook dejarás de escribir por bajar a la cafetería?¿Cuántas acciones de posicionamiento de tus páginas web podrías hacer mientras te tomas ese café? ¿Qué acciones de autopromoción dejarás de aplicar? ¿Cuánto tiempo más de esclavitud te va a reportar el dejar de trabajar ese valioso tiempo?


Cuando te haces este tipo de preguntas y las contestas con sinceridad te das cuenta de si tu compromiso con los objetivos que en tu día te has marcado es sólido o no. Sabrás si realmente deseas tu libertad financiera, porque si realmente la deseas serás capaz de dejar de lado esas excusas  que te das a ti mismo para no trabajar,  renunciarás a todo aquello que te separa de tus objetivos, y te abalanzarás sobre las tareas con muchas más ganas de avanzar hacia tu meta.  El precio a pagar por conseguir lo que quieres es dar más de ti cada día. Fácil de decir pero muy difícil de hacer.

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