jueves, 22 de junio de 2017

Seleccionar buenas acciones - 2ª parte





Continuamos hoy con la segunda entrega de nuestra serie de artículos relacionados con los principios a seguir para realizar una buena selección de acciones que incluir en nuestra cartera de inversión. Como bien decíamos en la primera parte, que una empresa sea un buen negocio no implica que sea un buen valor bursátil. Por supuesto, que la empresa tenga una buena situación financiera (poca deuda, capacidad para hacer frente a sus obligaciones…) es una condición necesaria para que dicha empresa pueda tener opciones ser comprada, pero no es una condición suficiente.

Además de un buen balance contable la compañía debe contar con unos sólidos fundamentales relacionados con la rentabilidad de sus inversiones, por ello una variable clave que debemos analizar a la hora de buscar valores en los que invertir es el ROCE, es decir, la rentabilidad que obtiene la empresa sobre el capital invertido. Para conocer con exactitud cual e el ROCE  de una empresa debemos analizar tanto la cuenta de pérdidas y ganancias de los estados financieros de la empresa, como su balance de situación que también encontraremos en éstos. Podemos calcular el ROCE como siguiente cociente: EBIT/ (Patrimonio neto + deuda neta). Sin embargo el ROCE por sí solo no nos dice nada. Para conocer el verdadero significado de esta importante magnitud es necesario compararla con el coste del capital que ha necesitado la empresa para llevar a cabo sus inversiones, y dicho coste viene determinado por el WACC (puedes leer una buena explicación de este concepto aquí). Así, si el ROCE es superior al WACC los proyectos de la empresa tienen una rentabilidad positiva y es un indicador de que es una empresa que nos interesa para poner nuestro dinero en ella.

Junto con la rentabilidad del capital invertido por la empresa, también es un elemento muy importante para nosotros a la hora de analizar una empresa la rentabilidad del conjunto del negocio de ésta. Para conocer cuál es dicha rentabilidad debemos calcular y analizar la denominada rentabilidad operativa. Este concepto relaciona el resultado operativo de la empresa (EBIT) con el capital que la empresa necesita invertir para obtener ese EBIT.  La obtenemos a través de la siguiente expresión: EBIT/(activos afectos a explotación- acreedores comerciales). Por “activos afectos a explotación” entendemos activos tales como inmovilizados materiales, inmateriales, existencias, deudores y tesorería.

Otro elemento clave a analizar es el margen bruto que obtiene la compañía en el desarrollo de su actividad. El margen bruto es la diferencia entre los ingresos obtenidos por las ventas y los costes de dichas ventas, y se obtiene por el siguiente cociente: MB= (ventas – coste de ventas)/ventas. Por supuesto, a nosotros sólo nos interesarán empresas que tengan un margen bruto alto (superior al 30-40%) y que tenga expectativas de mantenerse en el tiempo.


A la hora de poner nuestro dinero en acciones de una determinada empresa necesitamos poder salir de ellas si nuestro análisis ha sido erróneo y estamos perdiendo dinero. No hay nada más nocivo que engañarnos a nosotros mismos manteniendo nuestras posiciones con la esperanza de que el mercado gire. Por ello, siempre debemos buscar valores que tengan un importante número de acciones y un buen volumen de negociación, lo que nos permitirá tener contrapartida cuando busquemos vender nuestras acciones. Relacionado con esto, es necesario que las compañías en las que invertimos nuestro dinero tengan un elevado free float. El free float no es más  que el porcentaje de acciones totales de la compañía en manos de los inversores minoristas. Si una compañía tiene un free float muy bajo, eso quiere decir que la mayor parte de las acciones de la compañía están en manos de sus directivos, lo que deja a merced de éstos a los inversores minoristas. Si la compañía pasa por problemas financieros los primeros en conocer la realidad, obviamente, son sus directivos por su condición de insiders. Si l mayoría de las acciones están en sus manos, la venta de paquetes importantes por parte de los directivos hará que se desplome la cotización de la compañía en bolsa. Un ejemplo claro fue el caso de la inmobiliaria española Colonial, una empresa con un bajo volumen de acciones y muy bajo free float, que debido al pinchazo de la burbuja inmobiliaria entró en concurso de acreedores. Debido a esto su cotización se desplomó en muy poco tiempo desde más de 100€ la acción hasta valer unos pocos céntimos, atrapando a muchos inversores minoristas por no poder deshacerse de sus paquetes de acciones. En mi opinión, no se debería poner dinero en una empresa que tenga un free float menor al 60-65%.


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