sábado, 17 de junio de 2017

El Mercado De Renta Fija

Normalmente cuando se habla de la inversión en bolsa la gran mayoría de las veces se hace referencia a la inversión en renta variable, es decir, en la inversión en acciones o en productos derivados (futuros, opciones, CFD…). Sin embargo existe un mercado financiero que es fundamental tanto para los estados como para las empresas ( sobre todo medianas y pequeñas), el mercado de renta fija, el cual gran cantidad de inversores desconocen cómo funciona.


El mercado de renta fija ha tenido gran notoriedad en los últimos años debido a la evolución de la crisis financiera que hemos vivido, ya que muchos países de Europa han tenido problemas serios para obtener financiación, y varios de ellos han tenido que solicitar ayuda financiera al no poder colocar sus bonos en el mercado de renta fija debido a su elevado riesgo de impago.


Mi objetivo en este post es explicarte brevemente cómo funciona el mercado de renta fija, tanto público como privado, y que sepas cómo se puede beneficiar tu cartera de inversión al incluir este tipo de productos financieros en ella.


CÓMO FUNCIONA EL MERCADO DE RENTA FIJA


El producto financiero por excelencia en el mercado de renta fija se denomina bono. Así, un bono es un producto que cuando nosotros lo compramos ya sabemos de antemano qué rentabilidad periódica (denominada cupón) vamos a obtener durante su periodo de vida.

Si nosotros como inversores compramos, por ejemplo, 12.000€ en bonos del gobierno con vencimiento a tres años con un cupón del 4%, esto quiere decir que cada uno de los cuatro años recibiremos un pago anual de 480€ y en el cuarto año además del cupón correspondiente se nos devolverán los 12.000€ invertidos.

Existe una creencia errónea muy extendida entre los inversores que consiste en pensar que en la renta fija no se puede perder dinero. Nada más lejos de la realidad. El concepto de renta fija lo único a lo que hace referencia es a que sabemos la rentabilidad que obtendremos de antemano, antes de invertir nuestro dinero.

Sin embargo, el tenedor de bonos está expuesto a una serie de riesgos que pueden hacer que pierda su capital total o parcialmente:



El principal riesgo al que está sometido el inversor en renta fija es a la posibilidad de que el emisor (estado o empresa) no cumpla con la obligación de pagar los intereses y devolver el capital. Para ello, el inversor puede saber cuál es el nivel de riesgo de un determinado bono a través del rating que éste presenta.

Las agencias de calificación de rating establecen el riesgo de impago en función de cuál es la situación financiera del estado o empresa en cuestión. Así, cuanto mejor sea el rating de un determinado estado, menor será el riesgo de impago y por lo tanto menor será la rentabilidad que percibamos por esa inversión.

Existe la posibilidad de que el tenedor del bono quiera o tenga que deshacerse de éste antes de que alcance su fecha de vencimiento. Si existe un cambio en los tipos de interés a la hora de vender el bono en relación al momento en que lo hemos comprado, podemos sufrir una pérdida.

Así, si existe una subida de tipos de interés a la hora de vender nuestros bonos, el precio de éstos bajará (existe una relación inversa entre precio del bono y tipo de interés) y por lo tanto nos lo comprarán a un precio inferior al que lo hemos comprado nosotros, teniendo que soportar una pérdida.



RENTA FIJA PRIVADA


Como hemos dicho, al igual que los gobiernos, las empresas pueden emitir sus propios títulos de renta fija para financiar su actividad o reforzar su estructura de capital. A diferencia de los estados, las empresas disponen de más productos de renta fija con los que poder financiar su actividad:

– Pagarés: es un producto financiero de corto plazo por el cual la empresa se compromete a pagar al tenedor una suma correspondiente de dinero (capital+ intereses) en un determinado plazo. Durante la crisis se ha popularizado mucho este tipo de operativa a través de plataformas de crowdlending.

– Bonos: Al igual que los estados las empresas pueden emitir bonos a medio y largo plazo, con un mecanismo de funcionamiento idéntico.

Estos son sólo los productos de renta fija más comunes entre las empresas, existen más pero mucho más complejos y con mucho mayor riesgo para el tenedor, como pueden ser las acciones preferentes, la deuda subordinada, cédulas hipotecarias…

Para finalizar, cabe señalar que la renta fija privada presenta un mayor nivel de riesgo que la renta fija pública. Por norma general, cuando una empresa quiebra acaba por dejar de pagar a sus financiadores, sin embargo, es complicado que un estado entre en quiebra técnica ya que puede pedir asistencia financiera a instituciones internacionales. Por todo ello, el rating de la renta fija privada juega un papel todavía más importante que en el caso público.


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