Los valores cíclicos no son una buena opción para la inversión a largo
plazo (entendida como ”comprar y mantener”) porque su historial de
beneficios está lleno de grandes subidas y bajadas. Es relativamente
normal que una empresa cíclica gane la misma cantidad de dinero en la
actualidad que hace 10 ó 20 años, tan normal como que de un año para
otro multiplique sus beneficios por 4 para después perder dinero dos
años más tarde. Debido a esto sus dividendos, en general, sufren los
mismos altibajos que los beneficios.
En los malos momentos las cotizaciones sufren auténticos desplomes. Sin
embargo durante la parte buena del ciclo sus cotizaciones suben mucho
más que las de las empresas sólidas. Cuando se invierte en empresas
cíclicas el objetivo es acercarse lo máximo posible a comprar en la
parte baja del ciclo y vender en la parte alta. Para ello hay que
conocer muy bien el sector al que pertenece la empresa desde el punto de
vista fundamental y/o utilizar el análisis técnico y las velas
japonesas.
Por muy bien que se dominen cualquiera de estas técnicas siempre hay que
preveer que podamos estar equivocados, por lo que es necesario
establecer una estrategia para salir en caso de que las cosas no marchen
como esperamos. Si se entró por los fundamentales de la empresa podría
salirse cuando dichos fundamentales se deterioren gravemente, o más allá
de lo que habíamos previsto. Si se entró por análisis técnico debe
establecerse un stop-loss basado en la cotización. Los sectores cíclicos
más típicos son aerolíneas, fabricantes de automóviles, acereras,
papeleras, y empresas relacionadas con las materias primas en general.
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