jueves, 19 de enero de 2017

Propuestas de tu banco que deberías rechazar

Hoy quiero hablarte de una práctica muy común entre los bancos, que no es otra que la de ofertarnos productos que nosotros no les solicitamos directamente, sino que nos los ofrecen a través de campañas de promoción que llevan a cabo periódicamente.

Aunque personalmente apenas utilizo los bancos en mis finanzas personales (sólo tengo una cuenta corriente y una tarjeta de débito), eso no implica que no sea objetivo del departamento comercial de mi entidad y que cada cierto tiempo me llegue alguna llamada telefónica ofreciéndome algún tipo de producto financiero que no necesito. Como ya te comenté en alguna ocasión tengo una norma básica que cumplo a raja tabla, que no es otra que la de no comprar nada de lo que me ofrezcan, y no sólo en lo relacionado con los bancos, sino en todo. Ya somos lo suficientemente mayorcitos como para saber que nadie regala nada y que la “gran oportunidad” con la que  nos quieren seducir los comerciales de turno siempre trae una letra pequeña que suele dar más de un dolor de cabeza al incauto que pica. Mi recomendación personal es que nunca aceptes nada que se te ofrezca, cuando quieras algo  primero infórmate de si eso que quieres es útil para ti, y en caso de serlo busca el banco que mejores condiciones ofrezca (¡¡¡ para descubrir cuál es recuerda leer y comprender muy bien la letra pequeña!!!).

A continuación voy a comentarte algunos de los productos financieros que te puede ofrecer tu entidad financiera y que en mi opinión son un pésimo negocio para el cliente y que por lo tanto deberías rechazar:


1.- Productos previsionales.  Los productos previsionales, o de previsión, son los productos financieros que tienen como objetivo que el cliente acumule capital con el objetivo de disfrutar de una mejor posición financiera en su edad de jubilación. Dentro de este tipo de productos se encuentran los planes de pensiones. Las entidades financieras suelen llevar a cabo promociones comerciales específicas para este tipo de producto en el último trimestre del año, bajo el argumento del gran tratamiento fiscal del que disfrutan (desgravaciones) en la declaración del impuesto de la renta. Pues déjame decirte que esta desgravación fiscal es ridícula en comparación con el hachazo fiscal que debe soportar el contribuyente cuando decide disponer del capital acumulado (en el caso español puede llegar a tributar hasta el 56%). Pero lo que para mí es todavía peor es el elevadísimo grado de iliquidez que presenta este producto financiero, ya que no se podrá disponer  del capital acumulado hasta el momento de la jubilación o hasta que exista una situación de invalidez por parte del titular. Como sabrás, una de las tres condiciones que le pido a toda inversión es que presente un elevado grado de liquidez, es decir, que me permita disponer de mi dinero cuando yo quiera en el menor espacio de tiempo posible, y eso el plan de pensiones no lo permite.


2.- Productos con rentabilidad objetivo. Son productos financieros, normalmente fondos de inversión, que ofrecen la posibilidad de obtener una determinada rentabilidad por parte del partícipe en función de cómo evolucione el índice bursátil al que se vincula el producto. Por ejemplo: “Usted obtendrá una remuneración del 5% sobre su capital si el índice Eurostoxx 50 se revaloriza un 3% antes del 12 de Noviembre de 2014”. Lo que ocurre en estos casos es que el banco establece unas condiciones con bastante improbabilidad de que sucedan para pagar los intereses prometidos. Los analistas del banco determinan las probabilidades de que un determinado índice suba, baje o se mantenga, si las probabilidades de que suba un determinado porcentaje son muy bajas, ese será el porcentaje exigido para pagar los intereses (en el ejemplo sería muy difícil que el Eurostoxx 50 se revalorizase un 3% antes de la fecha estimada). Esto hace que los clientes que ponen su dinero en este tipo de productos, suelan quedarse sin cobrar los intereses. Este tipo de productos financieros están siendo ofrecidos actualmente, al menos en España, como alternativa a los depósitos bancarios debido a la bajísima remuneración que tienen estos últimos actualmente.


3.-  Productos garantizados. Son un tipo de productos financieros que garantizan el capital invertido pero no la rentabilidad. Debido a esto, el suscriptor puede no obtener ninguna rentabilidad durante el tiempo que dure su inversión, a lo que hay que añadir la posible pérdida de capacidad adquisitiva si la inversión se mantiene por un periodo prolongado de tiempo. Cabe señalar que en este tipo de productos es obligatorio mantener la inversión durante un periodo de meses/años determinado, y aunque es posible retirar dinero en determinados momentos (ventanas de liquidez), el retirar parte del capital antes del plazo pactado es penalizado con una menor retribución. Por otro lado, la fiscalidad es bastante mala ya que el participe deberá tributar a hacienda incluso teniendo pérdidas.

4.- Adelantos de nómina. Actualmente, debido a los problemas de falta de liquidez que están sufriendo las personas como consecuencia de la crisis financiera, están tomando protagonismo los adelantos de nómina. Los bancos dan la posibilidad a todos aquellos clientes con la nómina domiciliada de obtener dinero por valor de hasta 3 nóminas mensuales para que el cliente pueda hacer frente a su falta de efectivo. Es decir, si un cliente de un banco tiene domiciliada su nómina por valor de 1.200€ al mes, el banco de ofrece la posibilidad de obtener un adelanto de hasta 3 nóminas, es decir, de 3.600€. Esto a todos los efectos es un crédito, y entre las condiciones de los adelantos de nómina está la devolución del capital adelantado en un corto espacio de tiempo y con unos intereses que pueden llegar a superar el 10%.


5.- Seguros. Desde hace unos años la banca comercial ha puesto en su punto de mira la comercialización de seguros de todo tipo, y la mayoría de los grandes bancos cuentas con su propio departamento de bancaseguros. Por norma general, los seguros que comercializan las entidades bancarias son más caros que los seguros comercializados por las entidades aseguradoras tradicionales. Esto es así, porque los bancos obligan a todos aquellos que contratan algún tipo de préstamo o hipoteca a contratar a su vez un seguro, siendo esto último condición imprescindible para firmar el crédito. Por lo que si lo único que queremos es contratar un seguro tradicional (casa, coche…) lo mejor es acudir a una entidad aseguradora y no a una bancaria.

Estos son  los principales productos financieros que están ofertando las entidades bancarias con más frecuencia, sobre todo ahora que los depósitos bancarios son tan poco atractivos en España y en el conjunto de Europa. Mi opinión es que no merece la pena entrar en ellos porque al final o bien obtendremos una rentabilidad ridícula debido a la baja remuneración y los altos impuestos, o bien estaremos asumiendo un riesgo excesivo del que en muchas ocasiones el cliente no es consciente.

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