domingo, 3 de julio de 2016

Qué Impuestos Pagas

Cuando llevas ya un tiempo trabajando en la creación de tus nuevas fuentes de ingresos que te permitan disfrutar de una vida mejor y éstas comienzan a dar ya unos frutos importantes en el aspecto monetario, surge la obligación que va implícita en el acto de ganar dinero, que no es otra que la obligación de pasar por la caja de papá estado y desembolsar una parte de los beneficios obtenidos en forma de impuestos.
En la mayoría de los países la carga fiscal que deben soportar sus ciudadanos es enorme, y en el caso de los países europeos esa carga fiscal en ocasiones se hace insoportable, siendo en buena medida la responsable de que cientos de pequeñas empresas hayan tenido que echar el cierre al no poder hacer frente a unos pagos fiscales cada vez mayores con unos ingresos cada vez menores. Los impuestos son el principal elemento que reduce la renta disponible de las personas y la rentabilidad de las inversiones, tanto de las empresas como de los inversores minoristas. Por lo tanto, son un elemento clave al que debemos prestarle mucha atención ya que tienen una incidencia directa sobre el crecimiento de nuestra riqueza neta, lo que puede retrasar la llegada de nuestra tan ansiada independencia financiera, en el caso de que seamos capaces de llegar a ella.
Los impuestos son algo obligatorio a lo que debemos hacer frente (puedes no declarar tus ingresos arriesgándote a una importante multa si las autoridades lo detectan, es decisión tuya), por lo que puede parecer que estamos condenados a ceder obligatoriamente una parte importante de nuestros beneficios generados con nuestra actividad y esfuerzo al estado, el cual no nos ha puesto ninguna facilidad a la hora de desarrollar nuestro negocio, todo lo contrario. Esto es cierto, pero debes saber que existe la posibilidad de elegir qué impuestos pagar. Pero, ¿Cómo que puedo elegir qué impuestos pagar? ¿A caso no debo pagar los impuestos que se me exigen por ley?


ELIGE QUÉ IMPUESTOS PAGAS


Por supuesto que debes pagar aquellos impuestos que te exige la ley en función del origen de tus ingresos. Ésta es la clave de todo: el origen de tus ingresos, ya que no todas las fuentes de ingresos están gravadas fiscalmente del mismo modo. Unas soportan más carga fiscal que otras. (NOTA: quiero aclarar aquí que lo que voy a comentar a continuación está basado en la estructura impositiva que existe en España. Todos aquellos que nos leéis desde fuera de España, fundamentalmente Latinoamérica, debéis informaros de la estructura fiscal que existe en vuestro país y cómo está gravado fiscalmente el origen de los ingresos que aquí comentaré).
Bien, las formas en que una persona puede obtener ingresos se pueden dividir a grandes rasgos en tres grupos: Trabajo asalariado, autoempleo e inversiones de cualquier tipo. Estos tres grupos tienen diferentes formas de afrontar sus obligaciones impositivas derivadas de los ingresos obtenidos por su actividad.

El trabajo asalariado es la forma más común que existe entre las personas para obtener unos ingresos que financien sus vidas. Dado que es la forma más común de obtención de ingresos, es la actividad en la que más carga fiscal se soporta. En el caso de España, tras la última reforma fiscal (aunque hay otra en camino que reducirá algo los impuestos a pagar por trabajar para otro) el trabajador español pagará como mínimo el 24,5% de su renta bruta obtenida a lo largo del año, y como máximo podrá llegar a pagar hasta un 56% del total de su renta generada, aunque hay que tener en cuenta que a estos porcentajes se le pueden aplicar algún tipo de deducción en función de las condiciones personales del trabajador. Como ves, la carga fiscal del trabajador asalariado es brutal, y lo peor de todo, es que no tiene forma de reducir sustancialmente la carga a soportar. En este tipo de ingresos también se encuentran algún que otro activo que podamos crear para nuestro beneficio, como por ejemplo, los ingresos obtenidos por la venta de un libro que hayamos escrito.
EL trabajador autónomo (autoempleado) no lo tiene mucho mejor, aunque sí es cierto que tiene algún otro mecanismo para disminuir su carga fiscal. Tiene que hacer frente al impuesto de la renta, a las cotizaciones a la seguridad social y al IVA. Es decir, paga más impuestos que el trabajador asalariado pero puede reducir su carga constituyéndose en empresario individual ( Sociedad Unipersonal) en donde tributará a un 20% de todos sus beneficios mientras estos no superen los 120.000€, y si los supera tributará al 25%.
Los ingresos obtenidos a través de inversiones financieras tributan entre el 24 y el 27%. Aquí estamos hablando de los beneficios obtenidos por venta de acciones, bonos, participaciones en fondos de inversión, dividendos, intereses por depósitos…. En el caso de las inversiones físicas como por ejemplo las inmobiliarias, la tributación es más gravosa, pero si eres lector habitual de este blog sabrás que la inversión inmobiliaria física no es la mejor forma de llevar a cabo este tipo de operaciones.


Pues bien, conociendo la carga fiscal a la que están sometidos los tres grandes grupos de actividades por las que se pueden obtener ingresos, podemos elegir qué impuestos pagar. Sabemos que si elegimos como fuente principal de ingresos el trabajar por cuenta ajena en una empresa, tendremos que soportar una carga fiscal muy elevada (además de dedicar muchas horas de nuestro tiempo a un negocio en el que le principal beneficiado económicamente no seremos nosotros). Sabes que si quieres desarrollar tu propia compañía lo puedes tener un poco mejor, aunque el tiempo que le tendrás que dedicar será incluso mayor que si trabajas por cuenta ajena. Y por último, si eliges que tu principal fuente de ingresos sea la inversión financiera, como máximo pagarías un 27% de todos tus beneficios.
El pagar elevados impuestos es en un porcentaje muy alto una elección, por ello debemos ser conscientes de qué actividad queremos desarrollar como fuente de ingresos principal si queremos tener el menor coste posible a la hora de alcanzar nuestra independencia financiera.




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