martes, 8 de marzo de 2016

Tu Plan Financiero Personal

Para tener éxito en cualquier aspecto de nuestras vidas es necesario plantearse a dónde queremos llegar, qué es lo que queremos y cómo vamos a conseguirlo. Es decir, para alcanzar el éxito en la vida necesitamos marcarnos unos objetivos y trazar un plan para lograrlos en el tiempo deseado. Por supuesto que el aspecto económico no escapa a esto.


Sin embargo, lo que nos dicen las estadísticas es que en realidad la gran mayoría de las personas no tienen un plan para alcanzar sus objetivos económicos. Lo más seguro es que tú tampoco lo tengas. Puede que creas que tienes un plan por el mero hecho de estar acumulando riqueza a través de tu trabajo y de alguna que otra fuente de ingresos alternativa, pero un plan financiero es mucho más que eso.


Hoy quiero tratar de forma breve una serie de pautas que todo el mundo debe seguir para alcanzar sus objetivos financieros. Esas pautas no son otras que los pasos que debes seguir para poder crear y desarrollar tu plan financiero personal. El plan que te lleve al éxito.


PASOS PARA CREAR TU PLAN FINANCIERO PERSONAL


Como digo, un plan financiero consiste en marcar un camino para alcanzar una serie de objetivos que previamente hemos determinado en función de cuál es nuestra situación financiera personal.  Los pasos para crear nuestro plan financiero personal son los siguientes:


1.- Análisis de la situación de partida


Si no somos conscientes de en qué situación nos encontramos, es muy difícil que podamos saber a dónde podemos llegar. Por ello, lo primero que debemos hacer es analizar nuestra situación financiera de partida mediante la elaboración de nuestros estados financieros personales.

Primero elaboraremos nuestro balance personal, a través del que sabremos cuál es nuestra solvencia financiera, es decir, nuestra capacidad para hacer frente al pago de nuestras obligaciones financieras en el corto y en el largo plazo.


En una hoja de Excel crearemos dos columnas, la derecha la de los activos y la izquierda la de los pasivos.

En la columna de los activos escribiremos todos aquellos bienes y derechos que nos pertenezcan y al lado anotaremos cuál es su valor actual. Por ejemplo, puede que tengamos un coche, una vivienda en propiedad, así como una cuenta corriente y un fondo de inversión; En la columna de los pasivos escribiremos todas las obligaciones  financieras a las que tengamos que hacer frente: Así, podemos tener una hipoteca, un préstamo con el que hemos comprado el coche… es decir, anotamos en el lado de los pasivos cuanto nos queda por pagar por las obligaciones contraídas. La diferencia entre el valor de los activos y el valor de los pasivos nos determinará cuál es nuestra capacidad de pago.

Posteriormente elaboraremos nuestra cuenta de pérdidas y ganancias, donde calcularemos la diferencia entre los ingresos (salario, intereses, dividendos…) y los gastos (cuota de hipoteca, ocio, gasolina, comida, ropa…) anuales. La diferencia nos determinará si ahorramos o no al final del año.


Esto nos mostrará cuál es la fotografía fija de nuestras finanzas personales, y nos mostrará que parte de ellas debemos sanear antes de establecer objetivos financieros más ambiciosos.

Este temas es muy amplio por lo que te explico aquí no es más que un pequeño resumen. Si quieres saber más acerca de cómo elaborar un plan de ajuste, te recuerdo que en mi libro dedico una parte importante del mismo a desarrollar con todo lujo de detalles un plan de ajuste de modo profesional.


2.-  Determinación de objetivos.


A la hora de establecer los objetivos financieros de nuestro plan debemos ser claros a la hora de determinarlos. No valen objetivos poco claros como por ejemplo “quiero eliminar mis deudas” o “quiero ser financieramente libre”. A la hora de determinar qué es lo que quieres conseguir debes hacerlo de forma concreta, por ejemplo: “En X meses eliminaré todas mis deudas” o “Al finalizar el año X tendré X miles de euros, lo que me garantizará la independencia financiera”.

Clasifica tus objetivos financieros en objetivos de corto, medio y largo plazo., y analiza todas las posibilidades de alcanzarlos, no existe una única vía. Determina todos los pros y los contras de cada una de las alternativas posibles y elige la que más útil para tus objetivos.

Por ejemplo, un objetivo de corto plazo puede ser eliminar el préstamo con el que compraste un coche. Aquí el ejercicio hecho en el primer punto puede ayudarte a ver qué alternativas tienes: Puedes pagar todo lo que te queda de préstamo en un solo pago si eres capaz de recortar el gasto lo suficiente, o puedes destinar parte de lo ahorrado en pagar un poco más de cuota mes a mes. Focalízate en los objetivos más cercanos en el tiempo pero no dejes nunca de trabajar en los objetivos de largo plazo, no los pierdas jamás de vista.


3.- Disciplina.


En muchas ocasiones, cuando comenzamos un plan de cualquier tipo, abandonamos al poco tiempo. En muchas ocasiones esto viene dado porque nos ponemos metas y expectativas demasiado altas, lo que ante la falta de resultados esperados (lo que no quiere decir que no se obtengan resultados) abandonamos a los pocos meses.

Por ello es muy importante el establecer distintos objetivos temporales, tal y como hemos explicado en el apartado anterior. Definir objetivos a corto, medio y largo plazo nos permite ver como vamos obteniendo resultados progresivamente, lo que hará que nos encontremos motivados y con la disciplina necesarias para seguir adelante hasta alcanzar los objetivos marcados.


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